Pelotudo y Boludo

JUERGA
EN ARGENTINA SE ESTUDIÓ LA DIFERENCIA DE LAS PALABRAS “PELOTUDO” Y “BOLUDO” EN TÉRMINOS DE SU ORIGEN Y EVOLUCIÓN HISTÓRICA.

Durante las guerras de independencia de las Provincias Unidas del Rio de la Plata, a partir de 1810, los ejércitos españoles se enfrentaban contra milicias improvisadas más allá de la formación de ejércitos de línea que surgieron en años posteriores. Para enfrentar a las tropas realistas españolas, los gauchos criollos se formaban en tres filas. La primera era la de los “pelotudos”, que portaban las pelotas de piedras grandes amarradas con un tiento. La segunda era la de los “lanceros”, con facón y tacuara, y la tercera, la integraban los “boludos” con sus boleadoras o bolas.

Cuando los españoles cargaban con su caballe-
ría, los pelotudos, haciendo gala de una admirable

valentía, los esperaban a pie firme y les pegaban a los caballos en el pecho. De esta forma, rodaban y desmontaban al jinete y provocaban la caída de los que venían atrás. Los lanceros aprovechaban esta circunstancia y pinchaban a los caídos. La tercera línea, de “boludos”, lanzaba las bolas a los caballos y sus jinetes que huían en retirada, para desmontarlos.

¿Cuándo cambió el significado de “boludo” y “pelotudo”?

En 1890, un diputado argentino aludió a lo que hoy llamaríamos “perejiles/tontos”, diciendo que “no había que ser pelotudo”, en referencia a que no había que ir al frente y hacerse matar. La expresión fue parecida a “no hay que ser estúpido”. Esta fue la segunda acepción que se le dio al término: primero, aguerrido y, segundo, estúpido o similar. Y así es que en el diccionario comenzó a aparecer como definición de boludo: “Persona que dice o hace tonterías, se comporta como estúpida o no es responsable”.

En las dos últimas décadas, reemplazando a otros modismos del dialecto cotidiano argentino, los jóvenes intercalan cada dos o tres palabras un “boludo”, en forma retórica, a veces por nada, a veces por respuesta o a veces en vez de decir “querido”.